Con los músculos agotados, la garganta seca por falta de aliento; pero, con la felicidad de corroborar que ha nacido ETNOESCENA aprovechamos la pequeña tregua que nos da un día de fiesta para lanzar unas valoraciones necesarias como el agua de mayo.
Queremos encabezar, muy premeditadamente, esta carta destacando la magnífica aportación de los artistas participantes, la enorme calidad de todas las propuestas, el colorido abanico de espectáculos; ecléctico en cuanto a sugerencias y, a la vez, común en cuanto a ofrecimiento intercultural. Sin los artistas nada hubiera sido posible y si, ahora, Etnoescena ya suena es debido a ellos, a su esfuerzo, a su talento, a su solidaridad y a su confianza en el proyecto; a pesar, de las evidentes deficiencias técnicas y económicas… por encima de todo han demostrado una profunda profesionalidad y han sacado a relucir la materia de la que están hechos los artistas… una mezcla de sacrificio, coraje y deseo. Por eso, Carro de Baco, para recordarlo en la memoria, graba en el emblema de Etnoescena todos los nombres de los artistas que hicieron posible la comunión escénica: Cumaes, Berna Jazz, Encuentros, Dulce Duca, Roser Ferrer-Morató, Efrem García i Salinas, Ponten Pie, Romaní Chavé, Ricard Alonso, Escena Miriñaque, Des Garbo, Luis de Arquer, Miguel Molina, Electronikboy i Electroputas. Si demostraron estar a las duras, con todas las adversidades, cuando lleguen las maduras las puertas estarán abiertas de par en par para ellos.
Una dedicatoria muy especial la dirigimos a nuestros fantásticos alumnos, el futuro de las artes escénicas colomenses, que fueron el motor del festival. Siempre allí: como público o como artistas, disfrutando y haciendo disfrutar. Con vosotros la ciudad ya tiene una deuda; porque, habéis llegado más lejos con vuestros actos que las mil palabras que se puedan espetar en decenas de discursos. Vosotros, junto a las centenares de personas que se movieron cada día por el Sagarra, habéis hecho cultura, no desde los despachos, si no, desde el epicentro mismo, agitados por la curiosidad, la ilusión y las ganas de descubrir que Santa Coloma puede ofrecer una imagen positiva y constructiva, muy diferente a lo que todavía revuela en la mente de todos: explosiones de gas, paro, pobreza y robos Pretorianos. De nuevo un aplauso a los alumnos de la escuela de teatro de Carro de Baco y a los nuevos alumnos con discapacidad intelectual de Superarte que, por cierto, hicieron su primera actuación en público.
Otro capítulo a parte es la escasez de medios técnicos que aportó el Teatro Sagarra, no sabemos por qué, y que, a pesar de ser un equipamiento de lujo, no tiene la cantidad adecuada de personal poniendo en serio peligro los actos culturales de la ciudad ¿Cómo se puede conducir un teatro, con dos salas, si no se cumplen ni los servicios mínimos? ¿Qué puede hacer un solo técnico en un festival intensivo de una semana que llega a consumir hasta dieciocho horas al día? Es para reflexionar y ser muy críticos con esta situación; porque, el teatro parece un barco a la deriva y nadie hace nada por rescatarlo ¡Santo cielo, que alguien haga algo, ya!
Por último, un tirón de orejas a la indiferencia Municipal que ni vino al evento, ni se interesó antes, durante y después de su celebración. Queremos que sepan que la cultura no sólo es la que ellos deciden o la que les proporciona una buena foto para confundir al personal y lanzar ideas engañosas de cuanto aman al pueblo. Etnoescena no es idea de ellos, ni tiene color político; pero, arrastra a gente, promueve la interculturalidad y genera marca; por tanto, es un bien común al que los responsables municipales deberían mostrar afecto; el desdén o la desidia es impropio de los que dicen velar por el bien de la ciudad. Les recordamos que Etnoescena es a coste cero, Carro de Baco se ha encargado de diseñar un festival capaz de campear la crisis a través del patrocinio privado y con el apoyo y la confianza de las compañías participantes ¿Un festival que ha movido quince espectáculos de varios países, de todas las disciplinas, centenares de espectadores y a coste cero, no merece un signo de agradecimiento desde arriba? Quizá, el mejor agradecimiento sería que cuando hubieran medios económicos, Etnoescena, que fue sensible en la época de vacas flacas, pudiera disponer de más recursos; aunque, todavía estamos esperando contestación al correo electrónico de invitación personal que enviamos a la alcaldesa… quizá no lo leyó o quizá no le motivaba lo suficiente la propuesta… no podemos saberlo; porque, de momento sólo hay silencio y vacío. Agradecemos, eso sí, a la Regidora de Cultura por su asistencia al espectáculo de Clausura, con Miguel Molina, aunque, más parecía un gesto aislado y puntual motivado por su amor a la poesía que un acto de apoyo consistorial a este evento intercultural; no obstante, le agradecemos su gesto.
Dicho esto volvemos a la nota positiva del inicio de esta misiva reiterando nuestras felicitaciones a los magníficos artistas que poblaron el festival, a los alumnos de Carro de Baco, al público asistente, al personal (aunque mínimo) del teatro Sagarra, al Poto por su aportación en el bar y en las fiestas de la noche y lanzamos al aire un grito de optimismo ¡Bravo, Etnoescena! ¡Adelante Etnoescena!
La Vanguardia
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